Susurros de Navidad
Yo siempre quise volar, volar,
igual que Alfredo Espino
quiso,
volar, volar, volar,
y poder ver el paraiso.
Un dia
volé, volé,
sin dormir ni descanso,
volé, volé, volé,
y me alejé sin pensarlo.
De repente
me encontré,
en tierra muy lejana,
con una princesa
me casé,
oh que flor tan hermosa y lozana.
Hoy cada
Navidad,
una brisa de felicidad,
se balancea en mi corazón,
susurrando con pasión:
¡mi cielo!
“¿Quién
tuviera dos alas para el vuelo?...”
Poema por Lucio Muñoz
January 2007